Terceira
Descubre con nosotros la geografia de la Isla de Terceira, la segunda isla más habitada de las Azores. Con 56.437 residentes (datos de 2011), la isla de Terceira tiene 401,9 km2 de superficie, con 30,1 km de largo y 17,6 km de ancho máximo. Es la isla más al Este de las cinco que componen el grupo central del archipiélago y la isla más cercana es San Jorge, a 37,9 km de distancia. El punto más elevado de la isla, a 1021 m de altitud, está situado en la sierra de Santa Bárbara, a 38°43’47’’ de latitud norte y 27°19’11’’ de longitud oeste.
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La tercera parada del archipiélago reconocida por los navegadores portugueses probablemente entre finales de 1420 e inicios de 1430, empieza siendo designada como isla de Jesucristo. El posterior cambio de nombre a Terceira (Tercera en español) se deriva del orden de las islas descubiertas anteriormente, Santa María y San Miguel. El poblamiento es más tardío que en el grupo oriental, pues sólo en 1449 el Infante D. Henrique ordena a Jácome de Bruges, de origen flamenco, que pueble la isla. A pesar de esto, el poblamiento efectivo de la isla sólo fue realizado a partir de 1470, teniendo como zonas centrales Praia y Angra, que determinaron la aparición de otras localidades en el resto del territorio.
En los siglos XV y XVI, la importancia de la bahía de Angra fue notable como centro de comercio interno, fomentando el circuito de productos regionales producidos en las demás islas, y asumiendo un protagonismo todavía mayor como escala intercontinental para las naves que navegaban entre Europa y las distantes América e India. La ciudad de Angra, fundada en 1534, se convierte en un centro político, económico y religioso de las Azores donde abundan los metales preciosos y las especias exóticas que convirtieron a la isla en blanco de corsarios ingleses, franceses, castellanos y flamencos.
En 1580, ante la subida al trono de Portugal del rey español Felipe II, los habitantes de Terceira apoyan las pretensiones de D. António, Prior do Crato, candidato portugués. España busca reprimir la rebelión, pero el primer desembarco de tropas castellanas, en 1581, da como resultado la derrota en la famosa batalla de Salga. Dos años después, los hispánicos regresan en mayor número y alcanzan el dominio insular tras violentos combates. Con la Restauración de 1640, Portugal recupera la independencia y Terceira consolida su posición central en el archipiélago.
El espíritu valiente de los locales vuelve a ser puesto a prueba en las Guerras Liberales. Mayoritariamente defensora de la causa liberal, la población de Terceira reacciona contra el dominio absolutista, ya cómodamente instalado en otros lugares. En 1829, una feroz batalla naval acaba con la derrota de las tropas absolutistas de D. Miguel que intentaban desembarcar en la playa de Praia. Por esto, la localidad empezó a ser conocida como Praia da Vitória. Durante este turbulento período histórico, Terceira funciona como base para que D. Pedro IV organizase la reconquista del trono y consolidar la monarquía constitucional. Se nombra a Angra capital del reino de Portugal a la que se añade “do Heroísmo”. En 1832, se asiste a la partida de la armada y del ejército rumbo a Portugal continental, donde desembarcará en Mindelo, un momento clave en la victoria del ideal liberal.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se permite a los británicos instalar una base militar cercana a Praia da Vitória, que posteriormente pasa a la Fuerza Aérea Norteamericana. La conocida y todavía hoy operativa Base das Lajes trae nuevas influencias a los habitantes locales. Con un pasado histórico repleto de grandes hechos, Terceira es hoy una isla dinámica, con el centro histórico de Angra reconocido, en 1983, como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
En el centro se encuentra la caldera de Guilherme Moniz, inundada por las lavas con dos mil años de edad del cono de Algar do Carvão, donde se encuentra la mayor mancha de brezo de las Azores. Un escenario parecido se localiza al norte, en el Biscoito da Ferraria y Pico Alto, y al oeste, en la Serra de Santa Bárbara, donde la densa vegetación endémica remite al bosque nativo del archipiélago, conocido como bosque de laurisilva. Terceira es la isla con el mayor bosque nativo del archipiélago.
El verde dominante del interior de la isla se difumina en su periferia, donde la ocupación humana secular y el colorido de las casas de las localidades dictan sus reglas. Y donde gana peso el color lila de la fachada de los edificios, en especial de Angra do Heroísmo.
Los vestigios de la actividad volcánica ganan en Terceira formas peculiares, espectaculares y fácilmente visitables. En el mundo subterráneo, hay que destacar Algar do Carvão, restos de una antigua conducta volcánica que deslumbra por su inmensidad espacial. De su bóveda penden notables estalactitas de sílice, las mayores del mundo. La Gruta do Natal, un túnel lávico, maravilla por la sucesión de corredores estrechos y largos y por las diferentes formas y colores que asumen las paredes, suelo y techo, transformando la gruta en un lugar místico. En la superficie, Furna do Enxofre es testigo elocuente de la fuerza del volcanismo azoriano: el paisaje lo dominan las fumarolas rodeadas de terrenos de tonos rojizos, que contrastan con el verde de los musgos y otra vegetación. La atmósfera es caliente y tiene un olor particular… a azufre.
Pero es desde lo alto de sus montañas y sierras, en miradores estratégicamente localizados, donde mejor se puede absorber la inmensidad de sus volcanes e interiorizar el modo como el hombre los modeló. Al subir al Monte Brasil, uno no se da cuenta de que se recorre un antiguo volcán con origen en el mar – el mayor y mejor preservado de las Azores – para disfrutar de una de las vistas más fabulosas sobre la ciudad y la bahía de Angra do Heroísmo. Desde la cima de la Serra do Cume se ve la geometría de los muros de piedras y setos de hortensias que recortan los pastos de Terceira. Del mirador de Facho, donde reside el imponente monumento del Imaculado Coração de Maria, hay una panorámica excepcional sobre la playa, puerto deportivo y casas de Praia da Vitória y de toda la llanura de Lajes que, con seguridad, atrajo la implantación del aeropuerto. Y la lista podría continuar.
En la playa de Praia da Vitória, la más importante de la isla, se une la historia a la diversión, lo urbano a lo solitario y el sol a las aguas templadas. Hay también muchas piscinas naturales disponibles, con más o menos infraestructuras de apoyo: Porto Martins, Biscoitos, Negrito y Silveira, para citar sólo algunas. Puntas, promontorios y bahías marcan también la costa de Terceira, con escenarios de gran belleza, éste es el caso de las bahías de Quatro Ribeiras, Salga, Mina o Fanal.
En la costa de poniente hay más acantilados altos, que caen abruptamente en el océano profundo, aquí y allí son interrumpidas por promontorios que avanzan mar adentro, testigo de espesos flujos de lava más recientes. La Ponta do Raminho o la Ponta do Queimado, con el faro de Serreta como centinela, son claros ejemplos. O la zona de la Lagoa da Fajãzinha, en Agualva, un rincón singular, dibujado por una naturaleza sabia.
El título “Muy noble, leal y siempre constante” concedido a Angra do Heroísmo destaca la importancia que esta ciudad ha tenido a lo largo de la Historia de Portugal y, consecuentemente, del archipiélago de las Azores. La relevancia de la bahía de Angra, en especial en los siglos XV y XVI, y la importancia de la ciudad en el ajedrezado político, económico y religioso de las Azores están retratados en la malla urbana de esta ciudad.
Observado desde el Alto da Memória o del mirador del Monte Brasil, el centro histórico de Angra do Heroísmo se extiende por una red de calles, callejuelas, iglesias, palacios, casas señoriales, monumentos, plazas y jardines, que generaciones abnegadas han sabido preservar y mantener hasta los días de hoy, contrariando incluso las fuerzas de la naturaleza. Y que la UNESCO supo reconocer al incluir el casco histórico de Angra do Heroísmo en la lista del Patrimonio Mundial.
La imponente fortificación de São João Baptista en la ciudad de Angra do Heroísmo, construida hace cerca de 400 años, es un ejemplo único de arquitectura militar de las Azores y se yergue como defensa de la identidad de esta ciudad. Palacios, iglesias, conventos y museos, son diversos lugares para visitar y están abiertos al público: Sé Catedral, el palacio de Capitães-Generais, Paços do Concelho (ayuntamiento), la iglesia de São Gonçalo y el palacio Bettencourt son sólo algunos ejemplos. Angra se presta a ser descubierta sin un rumbo definido: fachadas de piedra de traquita y pinturas de colores vistosos, balcones de hierro forjado y ventanas adornadas, son detalles para descubrir sin prisa.
En el municipio de Praia da Vitória se encuentra la llamada arquitectura de la “casa do Ramo Grande”. Se trata de viviendas rurales, caracterizadas por el uso de grandes losas de piedra trabajadas con arte minucioso, normalmente ignimbrita, una roca volcánica peculiar y común en este municipio. Repartidas por la “llanura de Ramo Grande” en muchos casos las casas se destacan por sus dimensiones y por las construcciones de apoyo a la vida rural que están formadas también por losas de piedra ignimbrítica.
En diferentes localidades de Terceira imperios (pequeñas capillas dedicadas al Espíritu Santo) de arquitectura rebuscada y fachadas de colores alegres forman parte de la imagen de marca de la isla y merecen una mirada atenta. Fincas y solares, muchas veces adaptados a alojamiento turístico, complementan la arquitectura secular y la atmósfera aristocrática de la isla.
Los bordados artesanales en lino blanco crudo o rojo forman parte de la marca “Artesanía de las Azores”, que certifica el origen y la calidad de estos productos, así como las colchas de lana de colores producidas en telares manuales. La viola da terra, un tipo de guitarra típica del archipiélago, encuentra en Terceira versiones con 15 y 18 cuerdas en vez de las tradicionales 12. Trabajos en alfarería y mimbre completan las principales manifestaciones artesanales de la isla.
Terceira respira cultura por sus poros. Son varias las instituciones y agrupaciones culturales, grupos de teatro y locales de exposición que promocionan la cultura de la isla. Es el caso del Museo de Angra do Heroísmo, instalado en el convento de São Francisco, con sus notables colecciones de historia militar y de transportes de los siglos XVIII y XIX.
En la ciudad de Praia da Vitória, la Casa Vitorino Nemésio ocupa la pequeña vivienda donde nació esta gran figura de la cultura portuguesa. Poeta y escritor, Vitorino Nemésio fue un intelectual con varias facetas, periodista y profesor, historiador y presentador de un programa de televisión que marcó a una generación. La novela Mal tiempo en el canal es el ejemplo máximo del espíritu insular que marca la obra de Nemésio, a quien se debe el concepto de “Azorianidad”, introducido en 1932.
La isla festiva: más que un eslogan es una realidad indiscutible que la hospitalidad de sus gentes preserva y valora. Las Fiestas del Divino Espíritu Santo, centradas en los pintorescos Imperios se viven con intensidad: las ocho semanas que hay entre el domingo de Pascua y el de Trinidad dan lugar a las funções y bodos (comidas comunitarias) que animan las diferentes localidades de la isla.
En el Carnaval son típicas las Danzas, manifestación singular del teatro popular. Durante tres días, la gente sale a la calle o se recoge en los salones para no perderse las llamadas danças o bailinhos. Durante el espectáculo, los miembros de cada grupo interpretan una historia normalmente de carácter satírico.
Las Sanjoaninas, fiestas dedicadas a S. João, ocupan las calles de Angra do Heroísmo durante diez días del mes de junio. Desfiles, conciertos de música, toros (de plaza o de cuerda), casetas con tapas, espectáculos de teatro y fuegos artificiales y pruebas deportivas, tienen su punto culminante en el desfile de las marchas populares.
En agosto, Praia da Vitória presenta un cartel con eventos y propuestas irresistibles: las Fiestas de Praia incluyen toros, exposiciones, desfiles, feria gastronómica, conciertos y eventos deportivos náuticos. A principios de septiembre, las fiestas de la Viña y del Vino animan Biscoitos, tierra de tradición vinícola.
Angra do Heroísmo es el escenario de dos importantes festivales de música: el festival AngraRock, en septiembre y el festival AngraJazz, en octubre. Espectáculos que complementan la tradición musical de la isla, presente en los cantares ao desafio: todavía hoy en las fiestas de la isla los cantantes improvisan versos para delicia de su público.
La tradición tauromáquica es ancestral en Terceira, isla que mantiene varias ganaderías activas. La actividad se divide en toros de plaza (o en la playa, como ocurre en las Fiestas de Praia) y los típicos toros de cuerda, en que el toro corre por las calles de la localidad agarrado por una larga cuerda que sujeta un grupo de hombres. La época taurina va de mayo a octubre, con eventos en fechas fijas y espontáneas.
La gastronomía de Terceira tiene fama por la alcatra, generalmente de carne de vaca, pero también de pescado. El plato se cocina lentamente en un recipiente de barro, para apurar y espesar la salsa compuesta por tocino, cebolla, ajo, laurel, pimienta y vino, entre otros ingredientes. Se acompaña generalmente con pan o massa sovada (un bollo dulce). Este método de confección también se aplica a otras exquisiteces: pollo, alubias, conejo, pulpo y habas.
En los dulces hay que destacar los tortas Dona Amélia (pasteles), donde la miel de caña y la canela se unen a corintos y cidras. Dice la leyenda que el nombre del pastel se debe al paso de la reina D. Amélia por Terceira. Los coscorões, cornucopias (rellenas de dulce de yema) o el arroz con leche completan la lista de los postres.
El paisaje de la región de Biscoitos lo marca la viña, dispuesta en curraletos (espacios cuadrados delimitados por muros de piedra). De las uvas de verdejo nace un tipo específico de vino, defendido y divulgado desde 1993 por la cofradía del Vino Verdejo de Biscoitos. En la Casa Agrícola Brum funciona un Museo del vino, donde el visitante tiene el privilegio de probar el vino licoroso Chico Maria.