Faial
Descubre con nosotros la geografia de la Isla de Faial, una isla con 19,8 km de largo y 14 km de ancho máximo.
Descubre con nosotros la geografia de la Isla de Faial, una isla con 19,8 km de largo y 14 km de ancho máximo. Los 173,1 km2 del área de Faial presentan un contorno mas o menos pentagonal.Es la tercera isla con más habitantes del archipiélago, 14.994 residentes (datos de 2011). La isla de Faial forma parte del Grupo Central y es el punto más occidental de las llamadas “islas del triángulo”, formado también por San Jorge y Pico, que está a 6 km. El punto más alto de la isla, con 1.043 m de altitud, está situado en Cabeço Gordo, en la zona de Caldeira, a 38°34’34’’ de latitud norte y 28°42’47’’ de longitud oeste.
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Se piensa que el descubrimiento portugués de la isla ocurrió tras el mapeo de Terceira. Su nombre probablemente se inspiró en la abundancia de fayas encontrada. Los primeros pobladores oficiales, de origen flamenco y portugués, debieron de llegar alrededor de 1465, realizando una primera expedición en busca de estaño y plata, pero que no tuvo éxito. Dos años después, el noble flamenco Josse Van Huertere regresó a Faial y, atraído por la fertilidad de los suelos, se convirtió en capitán del donatario portugués en 1468. Con la autorización real de D. Afonso V, llevó nuevos colonos de Flandes que vivían en el Vale dos Flamengos (‘Valle de los Flamencos’) antes de instalarse en Horta.
Los extranjeros introducen el cultivo del pastel en la isla. Las exportaciones de la planta tintorera y del trigo suponen, durante dos siglos, los pilares de la economía de Faial. La ocupación española en 1583 y los ataques de los corsarios, principalmente franceses e ingleses, marcan un período de dilapidación del patrimonio y riqueza de la isla. La erupción volcánica de 1672-1673 también provocó una gran destrucción en el noroeste de la isla.
La bonanza del siglo XVII, tras la Restauración, surge gracias a su puerto. Horta se transforma en un centro de navegación entre Europa y América, debido a las condiciones de su bahía y a la exportación del vino producido en la isla de Pico. Éste, además del vino y aguardiente de las uvas de San Jorge y Graciosa, se comercializa hacia el reino, Europa y las colonias británicas. En el siglo XVIII, la isla también participa en el ciclo de producción y exportación de la naranja, fuente de enriquecimiento del archipiélago. El puerto de Horta vive una época dorada, sirviendo de escala para abastecimiento de los barcos a vapor que cruzan el Atlántico y para la flota ballenera norteamericana.
A mediados del siglo XIX, en el espacio de una década, los viñedos y naranjos contraen enfermedades que los diezman. Pero gracias a su localización, la isla se transforma en un centro neurálgico de telecomunicaciones. La transmisión de información entre América del Norte y Europa se realiza por cables telegráficos submarinos amarrados en la ciudad de Horta, cuya primera red se inauguró en 1893. Sucesivamente, diferentes compañías internacionales instalan cables submarinos que unen los continentes pasando por la isla. De la misma manera, Faial gana otra dimensión a principios del siglo XX, con la construcción del Observatorio Meteorológico en Horta en 1915.
La aviación también aprovecha la posición privilegiada de Faial, escala de los primeros hidroaviones que cruzan el Atlántico Norte. El primero de ellos pasó por Horta tras el final de la primera Guerra Mundial, en 1919. En las décadas de 1930 y 1940, importantes compañías de la aviación alemana, británica y norteamericana escogen la isla como lugar de amaraje de los respectivos hidroaviones.
El aprovechamiento de esta localización geográfica se ha mantenido hasta nuestros días. El puerto deportivo de Horta, inaugurado en 1986, es uno de los puertos de abrigo más famosos del mundo. Con la institución del modelo autonómico, la ciudad de Horta se convirtió en sede del Parlamento Regional de las Azores y ha acompañado los cambios económicos regionales, desarrollando su sector terciario, en detrimento de los demás.
Del mirador de Cabeço Gordo, el punto más elevado de la isla, el terreno baja suavemente hasta el mar, donde la abundancia de hortensias trae a la tierra los tonos del mar y donde se mezclan los azules de las flores y los verdes de la vegetación y los prados. Lo mismo ocurre en la carretera que lleva a Caldeira, en el centro de la isla, y en otros caminos y carreteras de Faial, haciendo justicia al nombre de isla azul. Pero todo esto cambia en el volcán de Capelinhos, un paisaje árido y agreste, donde el gris también puede deslumbrar.
Símbolo genético de la isla, Caldeira sorprende por su inmensidad y por el revestimiento de flores, plantas y árboles que brillan bajo la luz del sol. Las paredes de esta depresión volcánica con siete kilómetros de perímetro están cubiertas por fayas, laureles, cedros, musgos y helechos, entre otras especies endémicas. Al fondo, 450 m por debajo del mirador de Caldeira, una laguna fragmentada y un pequeño cono volcánico revestido de vestigios del bosque primitivo de laurisilva, tiñen el paisaje con un apasionante juego de colores.
En el extremo occidental de la isla, el Volcán de Capelinhos se yergue majestuoso, testigo de la última erupción volcánica que tuvo lugar en las Azores y que añadió nueva tierra a la tierra que ya había. Entrar en esta área es como aterrizar en una superficie lunar, donde el gris de las cenizas y las escorias volcánicas emitidas entre 1957 y 1958 empieza a ser invadido por el verde de la vegetación, que se empeña en colonizar este nuevo territorio. En los abruptos acantilados de Capelinhos y del Costado da Nau se pueden ver las entrañas de estos volcanes, con una secuencia de rocas, estratos y perfiles que contrastan y en un juego de colores y texturas sorprendentes.
Lugar de peregrinación para la comunidad científica internacional, el Volcán de Capelinhos obligó a la emigración de parte de la población de Faial, cuyas casas, terrenos y plantaciones fueron dañados, en un escenario de destrucción al que el viejo faro asistió silencioso. Ahora, la torre apagada forma parte del magnífico Centro de Interpretación, provisto de las más modernas técnicas expositivas y de multimedia. La visita a este centro acaba con la subida a la cima del faro, para una experiencia visual y emocional incomparable.
La isla de Faial ofrece miradores y vistas privilegiadas sobre las islas de alrededor. Junto a las ruinas del faro de Ponta da Ribeirinha, destruido por el seísmo de 1998, se vislumbra el recorte del dorso volcánico de San Jorge. Desde el mirador de Ponta da Espalamaca, junto al monumento dedicado a Nossa Senhora da Conceição, y frente a la bahía de Horta se yergue la majestuosa montaña de Pico. De Cabeço Gordo, en días de buen tiempo y horizontes límpidos, la vista puede llegar a todas las islas del triángulo y a Graciosa.
Dirigiendo la mirada al interior de la isla, se ven los extensos prados que cubren las laderas hasta Caldeira, intercalados por bosque. Este paisaje natural coexiste con elementos de la presencia humana en la isla: los molinos de viento típicos pintados de rojo, los campos cultivados y floridos del Vale dos Flamengos, las filas de hortensias cuidadosamente alineadas a lo largo de los caminos o delimitando los terrenos.
Y a medio camino entre Castelo Branco y Varadouro, junto al mar, se encuentra un conjunto de rocas rodeado de agua y poblado de aves marinas. Es el Morro de Castelo Branco, por el color blanco de la roca de traquita que lo forma y su forma de castillo, como fortaleza inexpugnable.
De las islas del triángulo, ésta es la que dispone de un número mayor de playas de arena volcánica: Porto Pim, Praia do Almoxarife y Praia do Norte invitan a tonificantes baños en el mar. La costa Este presenta la forma de escalones por la acción de gigantescas fuerzas tectónicas que la dividen en diferentes bloques de grandes dimensiones.
En el lado occidental de la isla, están los imponentes acantilados entre Ribeira Funda y Praia do Norte y entre Morro de Castelo Branco y Varadouro, que dominan la costa, sumergiéndose abruptamente en el océano profundo. Estas altas escarpas dan paso a acantilados rocosos de la península de Capelo, que se extiende al oeste y que corresponde a la zona geológicamente más reciente de la isla.
El anfiteatro natural compuesto por las bahías de Horta y Porto Pim donde se encuentran las casas y otros edificios de Horta, tiene puestos de observación privilegiados en el Monte da Guía y en la Ponta da Espalamaca. Entre las casas se destaca la imponente iglesia Matriz de São Salvador, con su interior ricamente ornamentado con tallas doradas y paneles de azulejos. La arquitectura de las casas muestra su espíritu internacional y la naturaleza cosmopolita de la isla. Esta naturaleza cosmopolita se enriqueció con los edificios y viviendas construidos en el siglo XX para alojar a las comunidades de ingleses, alemanes y americanos que trabajaban en las estaciones telegráficas. El ambiente ecléctico continúa marcando Horta, teniendo en el mítico Peter Café Sport un lugar de encuentro de navegadores y viajantes del mundo entero.
La red de calles y callejuelas baja hacia el nivel del mar, desembocando en la avenida marginal y en el puerto deportivo de Horta. Esta infraestructuras náutica, inaugurada en 1986, es la continuación moderna de un puerto y una bahía de importancia secular. Es tradición que los navegadores dejen una pintura en el cemento del muelle. Según la leyenda, este acto llevará el barco seguro hasta su destino. Por otro lado, quien llega al puerto se encuentra con una galería de arte a cielo abierto: el mundo entero cabe en el muelle de un puerto azoriano, representado por creativas y coloridas pinturas y dibujos.
Los trabajos en corazón de higuera son tan famosos que el Museo de Horta tiene una sala entera con el fondo de Euclides Rosa, gran maestro y divulgador de este arte. Los motivos de las delicadas piezas son variados, representando desde flores a navíos, animales y edificios emblemáticos. En la Escuela de Artesanía de Capelo, se apuesta por preservar y dinamizar el talento de las artesanas locales, materializado en flores de escamas de pescado o bordados de paja de trigo sobre tul.
Aunque existen dudas sobre dónde nació Manuel de Arriaga, es seguro que viene de una familia aristocrática de Horta. Estudió Derecho en Coimbra y más tarde se destacó como político, siendo uno de los principales ideólogos del Partido Republicano. En 1911, el abogado azoriano fue escogido como primer Presidente de la República Portuguesa.
Parte de la historia de Faial se puede conocer en el Museo de Horta, instalado en el antiguo Colegio de los Jesuitas, a través de colecciones de documentación, etnografía, fotografía y arte. En las antiguas instalaciones de la Fábrica de la Ballena de Porto Pim funciona actualmente un núcleo museológico compuesto por la exposición de máquinas y otros objetos relacionados con la caza de la ballena. Anclado en el Peter Café Sport, el Museo de Scrimshaw muestra una preciosa colección de obras de dientes y huesos de cachalote con grabados y bajorrelieve, testigo de la época en la que la ballena era una fuente de ingresos de muchas familias del archipiélago y fuente de inspiración para los artesanos locales.
El día 24 de junio se celebra la fiesta de San Juan que viene de los tiempos de la colonización de la isla por los hidalgos llegados de Terceira. La romería mueve filarmónicas de toda la isla hasta el Largo Jaime Melo, donde está situada la ermita levantada por los nobles devotos de São João. Conciertos musicales, bailes folclóricos, desfile de marchas populares marcan el día festivo, caracterizado por las familias y grupos de amigos que llevan provisiones para comer al aire libre o paran en las casetas para apreciar los platos de la gastronomía local.
Aunque la Fiesta del Espíritu santo también tenga tradición en Faial, la gran manifestación religiosa de la isla es la Fiesta de Nossa Senhora das Angústias. Procesión y fiestas populares llenan las calles de Horta el sexto domingo después de Pascua, en una celebración que se remonta al tiempo del poblamiento y a una imagen traída de Flandes. El 1 de febrero de cada año el ayuntamiento cumple un voto secular, con una procesión y oraciones en la iglesia de Nossa Senhora da Graça, en la playa de Almoxarife. Esta tradición se remonta a 1718 por el miedo que sintió el pueblo ante la erupción volcánica que tenía lugar en Santa Luzia, en la isla de Pico.
En agosto, el azul del mar domina las fiestas. El día 1, para celebrar la Fiesta da Senhora da Guia, un desfile de embarcaciones escolta la imagen de la Virgen desde la playa de Porto Pim hasta el puerto de Horta. La animación continúa con la Semana del Mar. Inicialmente dedicada a los navegadores, esta semana de fiesta también la celebran los habitantes de Faial y sus visitantes. El extenso programa de actividades cuenta con espectáculos musicales, exposiciones de artesanía, feria de gastronomía, regatas de botes balleneros y diferentes pruebas deportivas de modalidades acuáticas que animan las bahías de Horta y de Porto Pim.
El pulpo guisado con vino, común en muchas islas del archipiélago, es uno de los platos más típicos de Faial. En la mesa, la importancia marítima llega a la sopa de pescado y la caldereta. Pan y bollo de maíz son acompañamientos preferidos. En las carnes, morcillas y linguiças (tipo de embutido) sirven de ración o como plato, cuando se sirven con ñame. La receta de molha de carne (guiso de carne) se condimenta con especias como pimienta, comino o canela.
En los dulces, son típicas las Fofas de Faial: los bollitos de masa aromatizada con semillas de hinojo que se cuecen al horno antes de rellenarse con una crema de yemas de huevos, leche, azúcar, harina y raspadura de limón.